miércoles, 13 de abril de 2011

El río y yo de Darío Lostado


He estado junto al río.

He visto correr sus aguas sin cesar. Sus aguas transparentes, rumorosas y frescas son vida.

He querido atrapar, detener esas aguas cristalinas y vivificadoras. Hubiera querido paralizarlas para disfrutar sumergiéndome en ellas sin permitirles fluir ni cambiar.

...Pero el río es río. Y el río es fluir.

Su naturaleza es el correr de las aguas siempre idénticas y siempre cambiantes.

Como la vida misma. Me he sentido uno con el río.

Y he sentido que toda mi existencia es un cambio continuo y sin fin.

Y me he remontado al origen del río, a la fuente.

Y he comprendido que soy río que fluye, pero también fuente que brota.

He comprendido que lo que fluye es mi existencia temporal, que no puedo detener.

Pero ascendiendo llego a mi fuente. Y siento ser plenitud en la fuente.

Hay que dejar que el río sea río. Lo que tiene que correr, cambiar y fluir debe seguir su curso.

Pero las formas infinitamente variadas del río a través de su cause tienen un origen quieto, fecundo, copioso e inagotable.

Yo soy el río en el devenir de mi existencia temporal. No puedo detener las leyes de su desarrollo, evolución y cambio.

Mis formas, como las del cauce del río, no puedo detenerlas.

He de sumergirme en las formas cambiantes del río y saber que soy río.

Pero también soy fuente, manantial copioso y vivificante.

No hay río sin fuente. Me siento feliz cuando me doy cuenta de que soy la fuente de mi río.



Del libro"El Secreto de tu Felicidad"de Darío Lostado